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😵‍💫 Insoportablemente invetoable: Milei y su hobby favorito VETAR y RECORTAR

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Arde el Congreso y el pueblo sale a la calle

Javier Milei lo volvió a hacer. En lo que ya parece más un hobby presidencial que una herramienta institucional, el presidente vetó nuevamente leyes aprobadas por el Congreso. Esta vez, le bajó el pulgar a medidas que tocaban fibras sensibles: aumentos para jubilaciones mínimas, apoyo a personas con discapacidad, financiamiento para universidades y hasta la emergencia pediátrica que incluía al Garrahan. Sí, todo eso, en una sola jugada. Modo veto: activado.

La respuesta no tardó. Paros, marchas, universidades prendidas fuego (simbólicamente, por ahora), y hasta diputados de distintos espacios votando juntos para decirle: “Pará un poco, hermano”. De hecho, por primera vez en más de dos décadas, el Congreso logró revertir uno de sus vetos. Piquete parlamentario.

Pero el presidente no se achica. Mientras el Excel le cierra con cinta, ajustes y tijera, en la calle el termómetro marca 38 de bronca. Milei sigue insistiendo en que “lo peor ya pasó”, aunque para buena parte de la sociedad, lo peor justo está empezando.

Gobernadores, sindicatos, universidades, organizaciones sociales y hasta votantes que lo bancaban comienzan a fruncir el ceño. Y no porque no quieran ajustar, sino porque lo que se está ajustando parece más una apretada al que menos tiene que una estrategia macroeconómica.

Con cada veto, Milei reafirma que su estilo es puro choque. Y con cada choque, el escenario se recalienta. El Congreso lo frena, él lo veta. Lo revocan, él amenaza con judicializar. Una especie de loop eterno donde siempre gana la tensión.

Mientras tanto, en la calle ya no se canta "La casta tiene miedo". Se canta algo mucho más claro: “basta de recortar donde duele”.

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